martes, 29 de diciembre de 2009

Intransigencia contra la tercera causa de mortalidad en la sociedad actual

Hoy, último día del año, dedicaré mi colaboración a reflexionar en relación a una problemática que provoca la muerte a más de 600.000 personas al año, señalada por la Organización Mundial de la Salud como la tercera causa de mortalidad en la sociedad actual, el tabaquismo pasivo como enfermedad que afecta a un no fumador al aspirar el humo proveniente del consumo del tabaco. Un estudio realizado por la Clínica Universitaria de Navarra señala, que el humo que inhala un fumador pasivo contiene hasta tres veces más nicotina y alquitrán que la corriente principal que aspira el fumador y unas cinco veces más de monóxido de carbono lo que provoca mayores posibilidades de padecer enfermedades coronarias y pulmonares en este colectivo durante la edad adulta.
También indica, que los hijos de padres fumadores expuestos al humo del tabaco tienen un 20% más de riesgo de padecer asma, un 30% de insuficiencias respiratorias, un 50% de otitis, catarros frecuentes, tos persistente, etc. En la mujer en edad fértil, reduce la posibilidad de quedarse embarazada y en el caso de que esto sucediera, provoca mayores riesgos de tener abortos prematuros y espontáneos, hemorragias durante el embarazo, complicaciones en el parto, retrasos en el crecimiento intrauterino y bajo peso al nacer los bebes.
Informaciones frías cuando no nos afectan directamente pero, que evidencian las graves consecuencias de una problemática protagonizada por quienes pretenden defender su derecho a decidir sobre su propia vida desatendiendo totalmente las recomendaciones provenientes de científicos, investigadores y expertos sanitarios así como, desoyendo las peticiones solidarias de quienes no deseamos convertirnos en enfermos crónicos como consecuencia de un vicio ajeno. Personas que demuestran su insolidaridad con el prójimo y una falta total de principios democráticos en la convivencia cotidiana.
En definitiva, la Ley antitabaco aprobada por el Gobierno socialista en diciembre de 2005 significó el inicio de la solución a esta grave problemática cuya resolución definitiva sólo puede ser la creación de ambientes totalmente libres del humo del tabaco a través, de la prohibición total de fumar en espacios públicos cerrados ya que, las zonas de fumadores separadas o ventiladas no protegen a los no fumadores contra la inhalación del humo ajeno. Por tanto, los no fumadores somos inflexibles por una sencilla pero lógica razón, no queremos convertirnos en enfermos crónicos por el vicio insano de los insolidarios fumadores.

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