sábado, 26 de diciembre de 2009

Confrontaciones del pasado

En numerosas ocasiones he reflexionado sobre el desalojo de la crispación política del seno de la Asamblea tras la llegada de Juan Jesús Vivas al Gobierno de la Ciudad aunque, en los últimos meses, asistimos a un rebrote puntual pero virulento como consecuencia del coqueteo político de Mohamed Alí y Juan Luís Aróstegui. La ciudadanía rememora enfrentamientos del pasado argumentados, en esta ocasión, en una materia tan delicada como la aplicación de la Ley del Menor en Ceuta y más en concreto, en relación a la labor que desarrollan los profesionales que prestan sus servicios en el Centro de Reforma de Punta Blanca.

Quizás, los ceutíes deberían conocer que entre los internos de este Centro de Reforma se encuentran menores que han cometido delitos de diversa envergadura; tráfico de estupefaciente, robos, violencia y asesinatos. Menores protegidos por la Ley del Menor quienes, a pesar de su corta edad, representan las conductas más despreciables del ser humano. Individuos, en muchos casos, en la frontera de la mayoría de edad y por tanto, con una importante corpulencia física difícil de reprimir.

No obstante, durante años los excelentes profesionales del Centro de Reforma de Punta Blanca han desarrollado una meritosa labor reconocida por los dirigentes políticos y por una sociedad que se veía libre de las actuaciones de unos individuos sumamente peligrosos ingresados en esta institución. La capacitación y la experiencia acumulada por los profesionales del Área de Menores en el desempeño de sus funciones se han visto alteradas peligrosamente por las denuncias interesadas formuladas por quienes deberían proteger la labor de este colectivo al margen de otros intereses.

Criticar la gestión política del Gobierno de la Ciudad no debe significar entorpecer la labor diaria de quienes desempeñan la labor de reeducar y reinsertar correctamente en nuestra sociedad a estos menores. Quizás, sea el momento de agradecer y felicitar la labor desarrollada por quienes desarrollan una labor esencial por y para la convivencia ciudadana a través del trato directo con unos menores que han demostrado en numerosas ocasiones su capacidad de hacer daño.

En definitiva, todos deberíamos saber que una sociedad democrática como la nuestra dispone de los recursos necesarios para proteger los derechos de los internos de Punta Blanca al mismo tiempo que, se protegen los derechos de quienes desempeñan sus labores profesionales en el mismo atajando, totalmente, las injerencias de quienes pretenden conseguir cualquier rédito político o sindical.

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