sábado, 26 de diciembre de 2009

Una decisión acertada puede convertirse en errónea

En los últimos días asistimos expectantes a la ofensiva mediática tanto, desde los grupos políticos de la oposición como, desde algún medio de comunicación local en relación a ciertas carencias detectadas en el suministro de agua potable. Cascadas de acusaciones y peticiones reiteradas de ceses indiscriminadas contra quienes han servido con honradez y entrega profesional y política durante los últimos años.

Quizás, es momento de recordar como, hasta 1998 el suministro de agua potable se realizaba a través de las aportaciones provenientes de los manantiales de Beliunes, de las captaciones del Arroyo de las Bombas, ambas procedentes del país vecino y de las aportaciones naturales recogidas en los embalses del Infierno y del Renegado, suministrando una cantidad insuficiente, que tan solo permitía un suministro restringido diario de 7:00 a 13:00 horas. Para completar dicho suministro fue necesario, durante 30 años, la contratación de un buque aljibe para el transporte de agua desde Algeciras.

Circunstancia, concluida en 1998 con la finalización de la construcción de la desalinizadora de tres módulos que posibilitó el incrementó del suministro de agua hasta las 15:00 horas y la finiquitación de las contrataciones de los buques aljibes. Posteriormente, en marzo de 2002, se inició la construcción de las diferentes infraestructuras incluidas en el Proyecto Agua 24 Horas del Gobierno de Juan Jesús Vivas, terminadas en mayo de 2003. Desde ese mismo instante, se inicio el suministro de agua potable con carácter ininterrumpido a los ciudadanos.

Sin ninguna duda, la decisión técnica adoptada por la dirección de ACEMSA, basada en datos reales, prescribían parar el cuarto módulo de la desaladora al objeto de no producir una cantidad de agua, que debía ser obligadamente aliviada por el exceso existente en los embalses como consecuencias de las elevadas precipitaciones del pasado año. Paro que se prorrogó hasta el pasado mes de junio abalado en los datos existentes.

En definitiva, nos encontramos ante una decisión acertada que se ha visto perjudicada por una serie de averías añadidas a un considerable incremento en el consumo de este líquido elemento en los últimos meses, propiciando, a falta de futuras precipitaciones, una disminución importantísima en el agua embalsada. Por tanto, es momento de adoptar las medidas que atenúen, en la mayor brevedad posible, esta lamentable situación. No obstante, son totalmente legítimas y obligadas las peticiones formuladas desde la oposición exigiendo depuración de responsabilidades.

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