domingo, 23 de octubre de 2011

Del terror a la esperanza

En esta ocasión, compartiré con ustedes algunas reflexiones en relación al esperado y deseado comunicado presentado a la ciudadanía por tres integrantes encapuchados de la banda terrorista ETA (Euskadi Ta Askatasuna “País Vasco y Libertad”), el pasado jueves día 20 de octubre, justamente un mes antes de la fecha elegida por el Gobierno socialista para, que los ciudadanos españoles concurramos a las urnas al objeto de elegir a quien liderará el Ejecutivo de nuestro país en los próximos cuatro años.

En principio, debo expresar mi satisfacción contenida por el anuncio del cese definitivo en la actividad armada de este grupo terrorista nacionalista fundado durante la dictadura franquista con el único objetivo de alcanzar la independencia de los auto denominados “territorios vascos” a través de la lucha armada; asesinato, secuestro y extorsión. Un grupo terrorista que comenzó su sangrienta andadura cuando yo aún no era ni siquiera un proyecto de ser humano, un 28 de junio de 1960, con el asesinato de la niña de 22 meses, Begoña Urroz Ibarrola, tras colocar un artefacto explosivo en la estación de tren del barrio de Amara, en San Sebastián.

Sin ninguna duda, la precaución debe ser la nota predominante tras el anuncio efectuado por esta banda de criminales cincuenta años después de su fundación, tras haber asesinado brutalmente a 829 personas y heridas de diferente gravedad a miles y miles repartidos entre hombres, mujeres y niños de diferente consideración; políticos, militares, miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad, empresarios, políticos y personas que sencillamente “pasaban por allí”. Víctimas inocentes de la barbarie criminal de quienes, una vez más, han dado muestra fehaciente de su falta de arrepentimiento al elaborar un comunicado que tan solo homenajea a sus propias víctimas.

No obstante, a pesar de esta ausencia total de arrepentimiento, ha llegado el momento de los demócratas convencidos, de quienes hemos sido capaces de contener nuestra indignación anteponiendo en todo momento el Estado de Derecho al sentimiento más primitivo, la venganza. Ahora, más que nunca, el convencimiento debe ser la nota predominante en un proceso felizmente iniciado, que deberá llevarnos irremisiblemente, con las correspondientes precauciones, al cese definitivo de toda actividad armada, a la disolución final de ETA. A partir de estos momentos, serenidad, paciencia, compromiso, lealtad y en todo momento, máximo respeto a un Estado de Derecho subordinado plenamente al orden jurídico establecido.

En definitiva, el comunicado efectuado el pasado jueves día 20 de octubre por tres miembros encapuchados de la banda terrorista ETA anunciando al cese definitivo de toda actividad armada ha provocado ríos y ríos de lágrimas de felicidad contenida derramadas por una ciudadanía esperanzada con el comienzo de este proceso de paz en clara contraposición con las vertidas durante años como consecuencia de la barbarie terrorista. Del terror a la esperanza.

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