miércoles, 19 de diciembre de 2012

Verdades como puños



A escasos días de cumplirse un año del nombramiento de Mariano Rajoy como Presidente del Gobierno de España, tras la victoria electoral del Partido Popular en las últimas Elecciones Generales  celebradas, es   ocasión propicia  para compartir con los lectores de este medio de comunicación algunas reflexiones, desde la modestia que me caracteriza, que podrían aclarar algunas  de las críticas  vertidas  en los últimos meses.

La ciudadanía retiró en dichos comicios  su apoyo a un partido socialista que cosechaba el peor resultado electoral  desde su fundación  por diferentes motivos. En primer lugar, por negar taxativamente  los primeros síntomas de una crisis económica que acechaba a la economía española. En segundo lugar, por reaccionar mal y tarde ante  los primeros efectos de una crisis transmutada  en recesión. Y finalmente, por incumplir reiteradamente   los principios básicos del socialismo.  
El Gobierno socialista desatendió cada una de las recomendaciones efectuadas  por la troica europea. José Luis Rodríguez Zapatero, Alfredo Pérez Rubalcaba y compañía fueron incapaces de adoptar aquellas medidas que otros países europeos  habían adoptado  años atrás, y cuando finalmente lo hicieron, perpetraron el mayor ataque al estado del bienestar de los últimos años al castigar a pensionistas, dependientes y funcionarios.
Por tanto, ¿cómo  criticar las medidas correctoras  adoptadas por el actual Gobierno de España?  Cuando  ellos  recortaron  un 5% el sueldo a los funcionarios, eliminaron  el "cheque bebé", congelaron  las pensiones y redujeron drásticamente  las ayudas a las personas dependientes.  Un Ejecutivo que recortó 1.200 millones de euros en transferencias a comunidades autónomas y ayuntamientos, bajando la inversión estatal en 6.045 millones y reduciendo  las ayudas al desarrollo en 600 millones de euros.
Para el recuerdo permanecerá la acción de un Ejecutivo  que anunció  la aparición de los primeros brotes verdes mientras decretaba medidas para reducir el gasto público en 15.000 millones de euros a través de  decisiones como una reforma laboral, reforma de   las pensiones, disminución gasto farmacéutico, subida de impuestos y una sensible disminución en las partidas destinadas a atender las necesidades de los dependientes. Medidas todas ellas equiparables a las adoptadas durante el primer año  del  nuevo Gobierno del Partido Popular.
La hipocresía del progresismo español no tiene parangón, la desvergüenza es generalizada en una izquierda española que hoy crítica en las calles lo que no fueron capaces de reivindicar a sus dirigentes cuando durante siete años ininterrumpidos ostentaron  responsabilidades  de Gobierno. No se pueden argumentar las medidas adoptadas en los últimos meses  en la herencia recibida, pero jamás olvidar que dichas medidas se han puesto en marcha ahora  como consecuencia de no haberlas adoptadas en los últimos años.

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