miércoles, 2 de mayo de 2012

“Todos a la calle”


Desde que el Partido Socialista fuera desalojado del Gobierno de España de forma humillante por una  ciudadanía plenamente  convencida  de la responsabilidad de estos en una situación que nos ha llevado a alcanzar  la tasa de desempleo y de déficit público más altas de todos los estados miembros de la Unión Europea, sus máximos dirigentes  han destinado  todos sus esfuerzos  a desacreditar todas y cada una de las   decisiones adoptadas en los últimos meses  por aquellos a quienes  los españoles ofrecimos  de forma mayoritaria nuestra  confianza en las Elecciones Generales del pasado mes de noviembre. 

Mientras el nuevo Gobierno del Partido Popular ha cogido el “toro por los cuernos” elaborando y aprobando innumerables  medidas consecuentes con la situación heredada con la única  intención de responder  desde la responsabilidad,   el Partido Socialista ha retomado  el camino de las protestas sociales.  De hecho, ahora  regresan  a nuestra retina  imágenes  tan esclarecedoras  como las originadas  con motivo  de las campañas  “OTAN, de entrada no”, ”Nunca Máis” o “No a la Guerra” en las que destacados militantes de la izquierda española  protagonizaron  todo tipo de incidentes  contra las decisiones adoptadas por el primer Ejecutivo  popular. 
En las últimas semanas hemos constatado como  los máximos dirigentes del socialismo español, Alfredo Pérez Rubalcaba y Elena Valenciano han protagonizado numerosas intervenciones públicas  en las que han instado  al progresismo español a la  movilización civil y social, no contra las últimas medidas aprobadas sino contra el Gobierno que las ha planteado  en el  denominado frente anti Rajoy tal y como pudimos constatar en las diferentes manifestaciones convocadas el pasado martes  con motivo  del Primero de Mayo, Día Internacional del Trabajo, en las que los principales líderes socialistas compartieron protagonismo junto a los dirigentes sindicalistas.
Para nada este artículo debe entenderse como  una crítica abierta contra quienes defienden legítimamente  los intereses de los trabajadores   sino como una crítica contra aquellos dirigentes políticos y sindicales que han compartido protagonismo en las decisiones adoptadas   que nos han llevado a la situación actual y ahora pretenden obviar totalmente los últimos años de  Gobierno progresista. En definitiva, los españoles estamos obligados a desenmascarar de una vez por todas a quienes han debilitado gravemente  el estado del bienestar  con decisiones que nos han llevado a las peores cifras  de nuestra historia  democrática.

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