miércoles, 30 de junio de 2010

La realidad de la reforma laboral

Los trabajadores españoles despediremos en el día de hoy, sin ninguna duda, el peor mes de nuestra historia democrática, junio de 2010. Un mes marcado por la convalidación en el Congreso de los Diputados de la reforma laboral aprobada por el Ejecutivo socialista en Consejo de Ministros a través de Decreto Ley aunque, con más abstenciones que votos favorables; 173 abstenciones, 168 votos a favor y 8 en contra. Entre el amplio número de abstenciones debo significar la del diputado socialista, Antonio Gutiérrez, ex secretario general de la central sindical CCOO.

Un reforma laboral motivada como consecuencia de la nefasta gestión de un Gobierno del partido socialista único responsable de los cinco millones de desempleados y de la alta tasa de déficit público. Una formación política que ha llevado a este país en las dos ocasiones en las que ha gobernado a las peores cifras socio económicas de toda nuestra historia, haciendo peligrar en ambas ocasiones el estado del bienestar alcanzado tras años de esfuerzos de los trabajadores españoles.

No obstante, poco o nada hemos conocido en relación al contenido integro y las consecuencias de texto inicial susceptible de modificaciones en su tramitación parlamentaria aunque, si podemos afirmar sin lugar a equivocarnos, que despedir resultará mas barato al sector empresarial ya que, a partir de estos momentos resulta totalmente ambiguo el término “pérdidas económicas no coyunturales” originando que un trabajador con 45 días de indemnización se lo podrá despedir tan sólo con 20 días. Además, esta reforma recorta el preaviso de despido de 30 a 15 días, manteniéndose el despido “express” es decir, el empresario se ahorra los salarios de trámite.

En 1997, el Gobierno socialista de Felipe González nos vendió, junto a las centrales sindicales mayoritarias, el contrato CFCI como la panacea para acabar con la alta tasa de temporalidad del mercado laboral español y ahora, con otro Gobierno socialista 13 años después, nos vuelven a vender el mismo producto. Por tanto, comprobando los datos mencionados, es más que evidente, que el dialogo social durante estos últimos años ha venido marcado por la opacidad, hurtando a la opinión pública las propuestas de cada parte.

En definitiva, la reforma laboral propiciará entre otras muchas cuestiones; un despido más fácil y barato para el empresario, discrecionalidad empresarial en la regulación de las relaciones laborales y organizativas del trabajo, mantenimiento de las tasas de eventualidad, reforzamiento en la financiación pública de los sindicatos y un mayor empobrecimiento de los trabajadores y trabajadoras. Por tanto, esta reforma laboral se enmarca dentro de un plan global elaborado por el partido socialista en el Gobierno de la nación de recorte de derechos y prestaciones sociales de trabajadores y trabajadoras.


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