miércoles, 25 de enero de 2012

Donde dije digo, digo Diego



Espero y deseo no aburrir a nuestros lectores al compartir una nueva  incoherencia  protagonizada por  quien actualmente ocupa la portavocía de una de las formaciones políticas en la oposición, pero tuvo las máximas  responsabilidades en la gestión de los fondos públicos de la ciudad al dirigir la política económica del Ayuntamiento de Ceuta  entre los años 1988 y 1991.  En esta ocasión, me centraré en  las críticas vertidas por nuestro protagonista con motivo de la  presentación  de una interpelación en la sesión plenaria del pasado lunes  en la que criticó  la aprobación de la ampliación  del Plan de Saneamiento de la A.D. Ceuta hasta el año 2013 con una dotación adicional de 300.000 euros.
En primer lugar, realizaré  un pequeño recorrido por nuestra historia política y más concretamente, entre los meses de enero y  julio del año 1989. Ocho meses en los que el equipo de Gobierno municipal, a través de su concejal de Economía y Hacienda, Juan Luis Aróstegui,  suscribió dos convenios de colaboración con la  extinta A.D. Ceuta, una entidad presidida en aquellos momentos por quien ostenta  dicha responsabilidad en la actualidad, José Antonio Muñoz Serrano.

En estos momentos viene a mi memoria  la frase pronunciada por el líder de la formación Ceuta Unida, Rafael Montero, en sesión plenaria celebrada el martes día 24 de enero de 1989,  en relación a la extrañeza que le causaba la nueva posición del portavoz de la formación localista  PSPC quien,  en calidad de concejal responsable de las cuentas públicas,  presentaba para su aprobación  un primer acuerdo con la A.D. Ceuta, que incluía la entrega a este equipo de doce millones y medio anuales así como, la congelación de las deudas contraídas, cuando unos meses antes, desde la oposición, defendía posiciones diametralmente opuestas  “Entonces ustedes mencionaban que esas cantidades eran para tirar el dinero”. Es importante recordar que el equipo de Gobierno municipal estaba conformado por PSOE, PSPC y CDS.
Aunque, para extrañezas  la aprobación en el  más absoluto de los silencios del segundo convenio entre el Ayuntamiento y la A.D. Ceuta, ocho meses después de la firma del primero,  mediante decreto del Alcalde ratificado en sesión plenaria posterior. Un documento firmado por cinco años, del 91 al 95, a razón de 12,5 millones anuales, que incluía, además de hacer frente a las deudas contraídas con la Seguridad Social, la posibilidad de anticipar una anualidad por necesidades del primer equipo de la ciudad. Por cierto, una insólita sesión plenaria en la que tan solo estuvieron presentes once de los veinticinco concejales, todos de la coalición de Gobierno a excepción de   Vázquez y Gutiérrez.
Un episodio de nuestro pasado político más reciente, que recobra plena actualidad al comprobar las críticas que algunos vierten  cuando  ejercitan   labores en la oposición, pero que se transforman completamente  al ejercer labores  en el Gobierno. La frase pronunciada por el fundador de la formación localista Ceuta Unida y editor del decano de la prensa escrita de la ciudad, Rafael Montero,  recobra protagonismo durante esta semana  “Entonces ustedes mencionaban que esas cantidades eran para tirar el dinero”.

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