viernes, 8 de abril de 2011

Por alusiones (respuesta a CSIF)

En el día de hoy, por primera y última vez, responderé a las injurias vertidas contra mi persona por la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), a través de una Carta al Director publicada, el pasado lunes día 4 de abril, en el diario el Pueblo de Ceuta del que soy colaborador desde hace algunos años. Un documento, que responde a las opiniones ofrecidas por una compañera del medio mencionado, que no me corresponden valorar a mí. Por supuesto, tampoco evaluaré las presuntas decisiones adoptadas en los últimos meses, según indica la carta mencionada tanto, por los representantes sindicales en este organismo (CSIF y CCOO) como, por la dirección del organismo mencionado.

En primer lugar, debo señalar que el 13 de octubre de 2010, un medio de comunicación digital local publicó algunas manifestaciones efectuadas por un representante del sindicato CCOO, con representación en el Instituto Ceutí de Deportes, en las que intencionadamente acusaba a la Gerencia de este mismo organismo de beneficiarme por haber desempeñado la asesoría de prensa del Gobierno de la Ciudad, ascendiéndome por ello de la categoría de Auxiliar Administrativo a la de Oficial Administrativo. Afirmación totalmente tergiversada puesto que, el Boletín Oficial de la Ciudad Autónoma de Ceuta, del viernes 27 de noviembre de 2009 (3.020), incluía el acuerdo adoptado por todos los miembros de la Junta Rectora del ICD, en relación a aprobar mi reclasificación de la plaza de Técnico Deportivo a la de Oficial Administrativo (equiparables salarialmente), decisión argumentada en los diferentes informes médicos presentados. Información que, en ningún momento, fue desmentida por quienes deberían defender mis intereses como trabajador.

Debo puntualizar, que a los pocos meses de mi reincorporación a dicho organismo, tras haber desempeñado las funciones de Jefe de Prensa del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Ceuta, me fue detectada una anomalía cardiaca tras someterme a un reconocimiento médico de empresa (24/6/2008). Tras numerosas pruebas diagnósticas efectuadas en diferentes centros hospitalarios (Ceuta y Madrid), me fue diagnosticada una insuficiencia aórtica severa y una insuficiencia mitral leve. En consecuencia, el 12 de febrero del 2009, ingresé en un centro hospitalario en Madrid para someterme a cirugía de recambio valvular aórtico. A los pocos meses de esta intervención, sufrí un Ictus Isquémico Parietal posterior derecho. Por todo ello, me encuentro anticoagulado (SINTROM) así como, sujeto a unas estrictas pautas médicas conocidas por la dirección del Instituto Ceutí de Deportes, que me obligan a ausentarme justificadamente en las ocasiones requeridas, al objeto de someterme a los controles médicos correspondientes.

Por todo ello, me sorprende enormemente el inusual desconocimiento demostrado por unos representantes sindicales, autores de la redacción del manual de funciones actualmente vigente para todos los trabajadores, que deberían defender los intereses de “todos” los empleados de este organismo público y muy especialmente, los de quien se encuentra sujeto a unas estrictas exigencias médicas como consecuencia directa de todo lo relatado anteriormente, sustentado en informes médicos y no en opiniones. En definitiva, esta es la realidad de una situación extrañamente desconocida por un compañero, el cual finalizó el procedimiento administrativo correspondiente a mi solicitud de reclasificación profesional, perfecto conocedor de mi situación actual, el representante sindical de la Central Sindical Independiente y de Funcionario en el Instituto Ceutí de Deportes.

A partir de estos momentos, en virtud a las descalificaciones vertidas por quienes pretenden cercenar mis derechos constitucionales, desacreditándome públicamente, me reservo el derecho a acudir a los tribunales de justicia para depurar las responsabilidades pertinentes.

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