domingo, 17 de abril de 2011

Las mentiras tienen las patas muy cortas

En los últimos meses, los ceutíes hemos tenido la oportunidad de rememorar algunas de las decisiones acontecidas en nuestro pasado democrático más reciente protagonizadas por quien hoy ocupa el número tres de la candidatura presentada por la coalición Caballas, Juan Luís Aróstegui, a través de una serie de artículos de opinión titulados “Recordando que es gerundio”. Artículos totalmente respetuosos publicados semanalmente por el Partido Popular que, tan solo han compartido con la ciudadanía las informaciones elaboradas y publicadas por los profesionales del decano de los medios escritos de la ciudad, el Faro de Ceuta.

Por tanto, resultan incoherentes las críticas vertidas por algunos de los miembros más representativos de la formación localista empecinados en desacreditar unas informaciones extraídas en su totalidad del mismo medio en el que ellos mismos expresan semanalmente sus opiniones en diferentes columnas de opinión incluidas, las del portavoz de la coalición Caballas, Juan Luís Aróstegui y las del secretario general del Partido Socialista del Pueblo de Ceuta, Iván Chaves. ¿Deberíamos por ello los ciudadanos de Ceuta pensar que los contenidos de dichas columnas, publicadas en el Faro de Ceuta, solo incluyen mentiras?

Los ceutíes nacidos con antelación a los años 70 recordamos perfectamente algunos de los episodios más bochornosos acontecidos en nuestra historia democrática más reciente, la etapa enmarcada entre octubre de 1988 y mayo de 1991. Una legislatura caracterizada por la falta total de transparencia en la gestión del equipo municipal, por la incapacidad de sostener el equilibrio financiero entre los ingresos y los gastos provocando con ello, el mayor desfase en las cuentas municipales y como consecuencia, el mayor incremento en las tasas municipales por la prestación de los servicios públicos del Ayuntamiento cercanas al 166,67%.

Resulta por tanto irónico comprobar como el único responsable en el mayor incremento fiscal de toda nuestra historia democrática ahora, se permita “vender” a los ceutíes una promesa electoral que textualmente dice “¡No más impuestos abusivos! Supresión de los impuestos de basura y alcantarillado y reducción de los de circulación, combustible y comunicación”. Quizás, los ceutíes deberíamos recordarles ahora como en el primer pleno como máximo responsable de la concejalía de Economía y Hacienda, Juan Luís Aróstegui, presentó para su aprobación una nueva figura impositiva denominada Impuesto de Radicación, declarado años después ilegal por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que supuso para las arcas municipales, la devolución posterior a todos los damnificados de una cantidad superior a los 100 millones de pesetas.

Por cierto, debo señalar que la calidad democrática de quienes se autodefinen únicos defensores de las libertades públicas deja muchísimo que desear puesto que, según señalan ellos mismos, sus reflexiones siempre las elaboran desde la defensa de los intereses de todos los ceutíes mientras, quienes defendemos otros planteamientos totalmente contradictorios con los suyos, somos catalogados como “mercenarios de la pluma” es decir, como individuos que compartimos nuestras reflexiones exclusivamente por dinero. En definitiva, según nos acercamos a los comicios del próximo mes de mayo el desasosiego y la desesperanza atenazan el raciocinio de quienes pretenden alcanzar un “sillón” a través de los votos ajenos de otra formación política puesto que, todos conocemos los últimos resultados electorales cosechados individualmente por la formación liderada por el “iluminado” de la política ceutí.

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