miércoles, 11 de diciembre de 2013

La demagogia tiene nombre propio

No puede existir duda alguna respecto a que el progresismo español acostumbra, siempre que se encuentra en la oposición política, claro está, a apoyar cualquier tipo de  iniciativa que le pueda reportar apoyos electorales. Para el recuerdo quedará cualquiera de las críticas reivindicativas electoralistas protagonizadas por los diferentes líderes socialistas, desde Felipe González hasta Alfredo Pérez Rubalcaba,  arremetiendo contra cualquiera de los  presidentes de los gobiernos de España (Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo-Sotelo, José María Aznar o Mariano Rajoy).

Podría citar miles de ejemplos, pero me referiré única y exclusivamente al último conocido, la campaña de descrédito emprendida desde las filas progresistas contra el Ejecutivo popular con motivo de las dimisiones y sustituciones de altos cargos producidas en la Agencia Tributaria, cuando la realidad muestra una notable ventaja de los dirigentes socialistas sobre los populares en esta cuestión. Sin ninguna duda, y con datos oficiales en la mano, el PSOE gana al PP en sustituciones en los dos primeros años de Gobierno,  104  contra 119.

Las hemerotecas de los principales medios de comunicación del país demuestran la veracidad de unas afirmaciones argumentadas en hechos concretos protagonizados por el socialismo español. Sin ninguna duda, una estrategia electoralista utilizada por todas las formaciones, que intervienen en la actividad política, pero claramente dominada por quienes alcanzaron hace años la calificación “Cum Laude” en esta materia.  En definitiva, los ciudadanos deberíamos ser capaces de reconocer, de una vez por toda, la capacidad de esta formación en movilizar a la izquierda española frente al Partido Popular por actuaciones, al menos, equiparables a las ejecutadas por ellos mismos. Con total seguridad, la demagogia tiene nombre propio, Partido Socialista Obrero Español, aunque por el camino quedó aquello de obrero.

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