lunes, 11 de junio de 2012

Europa dice no a las aspiraciones separatistas


El independentismo catalán es una corriente política que reivindica la independencia de Cataluña respecto a España y su integración en la Unión Europea con todos los derechos bajo la premisa de que no alcanzarán su máxima plenitud cultural, social ni económica mientras formen parte de España.  Una opción abanderada por la “Estelada”  que sustenta sus reivindicaciones en cuatro principios básicos: historia, cultura, lengua propia y al derecho civil catalán. No podemos olvidar que este  movimiento, actualmente pacífico,   utilizó hace años  la violencia terrorista en la búsqueda de sus objetivos políticos.

Un movimiento inicialmente minoritario capaz de recabar importantes cantidades económicas  entre  las principales instituciones catalanas a través de subvenciones, convenios plurianuales  y adjudicación de contratos argumentados  en la protección de la cultura y la lengua catalana convirtiéndose en un sector de alta rentabilidad.  Entre las numerosas asociaciones y organizaciones catalanistas receptoras de estas “ayudas”  debo destacar los 13 millones de euros recibidos desde el año 2005 por la entidad Ómnium Cultural o la Plataforma per la Llengua con 3 millones de euros.
Recursos públicos adjudicados por las principales instituciones públicas catalanas  utilizados para sufragar los costes económicos ocasionados por las diferentes campañas independentistas organizadas por unos  grupos responsables directos  de las principales protestas antiespañolas de los últimos años. Cabe recordar en este punto las protestas organizadas con motivo de  la final de la Copa del Rey del pasado mes de mayo en el Estadio Vicente Calderón entre los equipos del F.C. Barcelona y  el Atlétic de Bilbao en el que las aficiones de ambos equipos respondieron a las consignas dadas desde el independentismo vasco y catalán.
Unas organizaciones separatistas que dieron un paso más en sus pretensiones independentistas  al presentar  el pasado mes de abril una petición formal  a la Comisión Europea con la intención de que este organismo comunitario reconociera a Cataluña como un Estado propio de la Unión Europea totalmente independiente de España y con los mismos derechos que el resto de países miembros.  Una iniciativa rechazada tajantemente  por el organismo competente al entender que atenta contra el artículo 20 del Tratado de Funcionamiento de la propia Unión Europea y más concretamente, que no existe base jurídica alguna los Tratados de la UE que permita que una legislación secundaria aborde las consecuencias de una secesión de una parte de un Estado miembro.
En nuestra ciudad, algunos pretenden alcanzar dádivas similares equiparándose  con estas organizaciones independentistas que llevan años  beneficiándose política y económicamente de la defensa de la cultura y la lengua materna cuando nos encontramos ante circunstancias totalmente contrapuestas  puesto que, entre las lenguas reconocidas en la Constitución Española no se encuentra ninguna  lengua proveniente de terceros países. Ceuta forma parte indisoluble de España y como tal en ella solo pueden ser reconocidas aquellas lenguas incluidas en nuestra Carta Magna (castellano, catalán, vasco y gallego) a pesar de las pretensiones de un sector determinado  de la sociedad ceutí.

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