miércoles, 15 de diciembre de 2010

Polémica artificial

La aparición de la coalición Caballas significó un cambio sustancial en las estrategias políticas utilizadas hasta ese momento por la primera formación política en la oposición parlamentaria. Las intervenciones de los líderes de esta nueva coalición se endurecieron profundamente y al mismo tiempo, dieron paso a la aparición, por primera vez en la historia de nuestra ciudad, de una nueva acepción para el término “dariya”, a partir de ese mismo instante germinó a través del asesoramiento de los nuevos ideólogos de la formación liderada por Mohamed Alí el nacimiento de una nueva lengua autóctona desconocida para todos nosotros, el “árabe ceutí”.

Hasta ese preciso instante, cualquier ciudadano interesado en estudiar el origen de las diferentes lenguas que se hablan en nuestra sociedad y en particular del “dariya” a través de las diferentes fuentes históricas existentes, extraían las mismas conclusiones, que nos encontrábamos ante un dialecto utilizado por los habitantes de una zona determinada del norte de Marruecos, especialmente influenciado por las lenguas coloniales existentes en la zona (español y francés) así como, por las diferentes lenguas nativas bereberes. Un dialecto de uso exclusivamente oral, que debe utilizar el árabe moderno en su expresión escrita. Un dialecto que recibe diferentes denominaciones dependiendo de la zona geográfica en la que se hable; árabe argelino, hassanía, árabe libio, árabe marroquí o árabe tunecino.

Por tanto, resulta más que evidente que nos encontramos ante una lengua inmigrada proveniente de un tercer país a pesar, de la planificada campaña mediática emprendida por quienes se autodenominan únicos defensores de los intereses de todos los ceutíes pero, que en realidad representan el sectarismo más radical de la sociedad ceutí al obviar intencionadamente, que en esta ciudad conviven diferentes culturas, que también poseen su propia lengua materna como por ejemplo las pertenecientes a la comunidad hebrea, hindú, china o gitana. Por tanto, la presencia de estas lenguas inmigradas en nuestra ciudad debería constituir por si mismo un motivo de enriquecimiento en vez de motivo de confrontación alentada por oscuros intereses partidistas.

En definitiva, la sociedad ceutí en general y la clase política en particular, deberían comprometerse con el futuro de una ciudad, que actualmente ocupa la penúltima posición en un informe que valora muy negativamente la capacidad de comprensión de nuestros jóvenes como consecuencia directa del profundo desconocimiento de una parte importante de la sociedad ceutí de la lengua oficial utilizada en nuestro sistema educativo, el castellano. Por tanto, proteger las distintas lenguas maternas provenientes de terceros países pero, también fomentar la utilización correcta en todos los ámbitos de la única lengua oficial deberían incluirse en los diferentes programas electorales con los que concurrirán a las próximas elecciones autonómicas las distintas formaciones políticas existentes en nuestra ciudad.

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