domingo, 16 de enero de 2011

La tergiversación de la realidad

No es la primera vez que comparto con los lectores de este medio de comunicación mis reflexiones sobre la proliferación de actos vandálicos protagonizados por un número reducido de incívicos vecinos de la barriada del Príncipe. Actos vandálicos, que atentan gravemente tanto, contra la integridad física de los propios vecinos del barrio como, contra la de los que allí desempeñan unas labores profesionales esenciales en beneficio del vecindario; transporte sanitario, transporte público, bomberos, servicios de limpieza, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y Policía Local. Trabajadores, que han sufrido en innumerables ocasiones las consecuencias directas de unos ataques que les han provocado importantes secuelas físicas y psíquicas.

Sin embargo, en esta ocasión me pronunciaré respecto a las penúltimas manifestaciones protagonizadas por los portavoces de la coalición Caballas en relación a los últimos ataques protagonizados por unos jóvenes delincuentes contra los autobuses de la empresa concesionaria del servicio público de transporte a pesar, de la presencia de la Policía local así como, de los miembros de las brigadas cívicas de la barriada en el interior de los autobuses afectados. Unas manifestaciones en las que han responsabilizado de estos incidentes a una presunta mala gestión en la prestación del servicio por parte de la empresa concesionaria.

En este punto, debo puntualizar que la empresa en cuestión fue galardonada por la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos por la extraordinaria labor desarrollada en beneficio de los vecinos de Ceuta sin exclusión alguna así como, por las innovaciones introducidas en la prestación de este servicio esencial. Una empresa, que emplea a 85 trabajadores y que en los últimos años ha renovado su flota de autobuses con seis nuevas unidades. Un servicio público, que demuestra el compromiso con los jóvenes estudiantes de la barrida mencionada duplicando el número de autobuses que realizan el trayecto hasta la barriada (línea 8) durante el horario de salida de los centros educativos.

No obstante, debo señalar que el cúmulo de despropósitos no finaliza con estas acusaciones puesto que, finalizan su intervención planteando como solución definitiva al problema de los atentados contra los autobuses municipalizar el transporte público, evidenciando una nueva incongruencia de unos líderes políticos, que unas veces cuestionan la existencia de las empresas municipales y de los organismos autónomos y sin embargo, al día siguiente plantean la municipalización de un servicio que recibe la valoración satisfactoria de sus usuarios. Además, debo puntualizar que en aquellas ciudades españolas donde este servicio se encuentra municipalizado, dichas empresas presentan cuentas negativas mientras en nuestra ciudad, la empresa concesionaria presenta cuentas positivas. Los lectores de esta columna deben conocer, que los dirigentes municipales de ciudades como Madrid o Málaga trabajan infructuosamente en la privatización de dicho servicio como consecuencia directa de la situación de quiebra técnica de los mismos.

En definitiva, existen dos visiones bien diferenciadas en relación a una problemática que afecta esencialmente a los vecinos de esta populosa barriada. Por un lado, quienes entienden que nos encontramos ante una situación compleja, que requiere de una intervención multidisciplinar y por otro lado, quienes aprovechan estas circunstancias lamentables para desgastar a las formaciones políticas que sustentan tanto, al Gobierno de la nación como, al Gobierno autonómico. Sin ninguna duda, la solución definitiva no se alcanzará mientras existan intereses electoralistas que se antepongan al interés general.

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