No me considero un alarmista
social, tampoco un visionario, pero en
función de las peticiones de cierta formación política, puedo prever cual sería
nuestro futuro en el caso de que esta alcanzara la Presidencia de la Ciudad. De
hecho, hoy circunscribiré mi reflexión
en la penúltima petición que pretenden plantear en la próxima sesión plenaria:
no trasladar al lunes siguiente la festividad del Día de la Hispanidad,
trasladando dicho festivo a la celebración de Eid El Fitr, la Pascua con la que
se pone fin al mes sagrado de ayuno musulmán de Ramadán.
Primero consiguieron
convencer tanto a la ciudadanía como al
Ejecutivo ceutí respecto a la idoneidad
de sustituir del calendario oficial de fiestas la celebración del Día de
la Ciudad Autónoma de Ceuta para situar en su lugar la Fiesta del Sacrificio
(Eid al adha). Ahora, utilizando los mismos subterfugios del pasado, comienzan
los primeros movimientos para alcanzar
su nuevo objetivo, obviando totalmente el pacto consensuado entre todas las
formaciones políticas del arco parlamentario respecto al reconocimiento de
otras religiones existentes en la ciudad.
No tengo dudas al respecto,
la coalición localista busca rédito electoral y al mismo tiempo, enfrentar al Partido Popular con su electorado y con el resto de credos religiosos. En
definitiva, la respuesta del Ejecutivo ceutí
protege los intereses de todos
los ceutíes frente a los intereses de la coalición, pero además defiende los
valores constitucionales que los miembros de Caballas abandonaron hace tiempo. Algunos se empecinan en incendiar
la convivencia real en nuestra
ciudad. Por cierto, el contenido de este artículo tan solo crítica las
estrategias utilizadas por la formación localista, bajo ningún concepto
arremeten contra un credo religioso al que respeto profundamente.
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