Tras finalizar con éxito fiestas navideñas y celebraciones
de bienvenida al nuevo año, en el día de ayer recibimos la tan deseada y
esperada visita de S.M. los Reyes Magos
del Oriente; Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes repartieron ilusiones y esperanzas por los hogares ceutíes, alejando durante unas horas las preocupaciones consecuencia de
la crítica situación económica que atraviesa
desde hace unos años la sociedad
española.
Pero la realidad
social se impone una vez finalizadas estas fiestas, una realidad marcada por
la inestabilidad laboral en un país que
sufre la mayor tasa de desempleo de su historia democrática a pesar de las innumerables medidas
correctoras adoptadas en el último año. No puede existir duda
alguna respecto a la finalidad última de unas medidas que deberán sentar los cimientos
de la recuperación de la economía española.
Entre los deseos cumplidos
debo destacar la consolidación del proyecto
popular en los últimos comicios celebrados frente a la debacle electoral de la formación
política que propició con su ineptitud
alcanzar las mayores tasas de desempleo y déficit público de la Unión
Europea. Una formación política que
ahora pretende conseguir en las calles
lo que perdió en las urnas, obviando premeditadamente que la desobediencia
civil que ellos alientan tan solo genera desconfianza en los mercados
internacionales perjudicando nuestra imagen
exterior.
Los próximos meses confirmarán la efectividad de unas
medidas cuyo objetivo prioritario es
frenar el endeudamiento del país, propiciando el equilibrio en las cuentas de
todas las administraciones públicas. La
economía española no puede permitir por más tiempo destinar mayores recursos
presupuestarios a sufragar los gastos derivados de nuestra deuda pública en
detrimento de las medidas destinadas al
fomento del empleo.
Espero y deseo el
cumplimiento escrupuloso de promesas de austeridad tan relevantes como la disminución en el
número de cargos electos (municipales, regionales y nacionales), en el número de pequeños ayuntamientos y de
todos los organismos sufragados con fondos públicos cuyas funciones ya son
desempeñadas por otras administraciones. Y como no podría ser de otra manera,
la eliminación de todos aquellos gastos considerados como superfluos en función
de la situación actual.
En definitiva, nos
encontramos inmersos en un nuevo año en el que esfuerzo y el sacrificio de la
ciudadanía será imprescindibles en la
consolidación del estado del bienestar a pesar de las circunstancias adversas
dejadas por el anterior Ejecutivo. Los principales organismos europeos e
internacionales reconocen el trabajo realizado
confirmando, sin ninguna duda,
que el camino de la recuperación ya se
ha iniciado. El milagro español es posible.
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