La desfachatez del Califa de Ceuta no tiene parangón, ahora
pretende convencer a la ciudadanía, que los planteamientos políticos de la
coalición Caballas, integrada por
militantes del PSPC y UDC, son
nuevos e innovadores. Una formación política, que según el gurú del progresismo
ceutí, se encuentra en lucha permanente contra los “prejuicios ancestrales” de
quienes no compartimos sus propuestas por razones evidentes. Un obsoleto político-sindicalista experto en la manipulación mediática con la única intención de ganarse la voluntad
de los ciudadanos.
Es momento de recordar a estos ciudadanos aquellos
tiempos en los que la Semana Santa o la Navidad eran periodos de recogimiento obligado, todo,
absolutamente todo estaba cerrado. Años
después, la llegada de la democracia a nuestro país supuso la separación definitiva entre Iglesia y Estado, a partir de este
momento se finiquitó definitivamente cualquier influencia religiosa en la
sociedad española, limitándose estas
creencias religiosas al ámbito personal del individuo. España ha crecido
como sociedad, ha experimentado una evolución progresiva, que
algunos pretenden cercenar a este
lado del Estrecho de Gibraltar.
Sin ninguna duda, intereses espurios no pueden justificar
decisiones políticas que podrían afectar la convivencia en la ciudad. Semana
Santa, Navidad, Yon Kippur, Diwali o Ramadán ni pueden, ni deben limitar la actividad cotidiana de unos
ciudadanos habituados, desde hace años,
a compatibilizar las diferentes creencias religiosas existentes en la
ciudad. En definitiva, la reivindicación planteada por la rama juvenil de la coalición Caballas, tan
solo pretende conseguir beneficios electorales a través de un ataque directo contra la convivencia de todos los ceutíes. Parece
que algunos se empecinan en dar pasos atrás a cualquier precio.
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