Nadie tiene duda
alguna respecto a que la sociedad española sufre las consecuencias
de la situación de crisis socio
económico que atraviesa un país que soporta la mayor tasa de desempleo y
déficit público de nuestra historia democrática como consecuencia directa de no haber adoptado las medidas correctoras
necesarias desde el mismo instante en
que estas se detectaron. Problemática
que se ha convertido en el argumentario principal de mis artículos de
opinión en las últimas semanas aunque, en esta ocasión mi reflexión se centrará
en la petición formulada al
Ejecutivo por los representantes del sector de hostelería de la Cámara de
Comercio y Navegación de Ceuta con
motivo de la celebración en breves fechas
de las tradicionales Cruces de Mayo.
En primer lugar, señalar que los ciudadanos somos plenamente
conscientes de la importante reducción
experimentada en los últimos años en el consumo interno y más concretamente en
el sector de hostelería y restauración,
pequeñas y medianas empresas que han visto menguar sus ingresos como consecuencia de los efectos de una
crisis que atenaza especialmente a las cada vez más debilitadas economías domésticas.
Eventualidad a la que debemos añadir las
restricciones crediticias provenientes de las entidades financieras puesto que éstas han suprimido las cuentas de
crédito y reducido las líneas de descuento comercial.
Pero también somos
plenamente conscientes de que estas
dificultades económicas afectan igualmente a la totalidad de asociaciones
culturales y religiosas inscritas en el Consejo de Hermandades y Cofradías de
nuestra Ciudad, verdaderos protagonistas de las salidas procesionales de
nuestra Semana Santa es decir, los máximos responsables de una época del año en la que se coloca el cartel de lleno en los
diferentes establecimientos de
hostelería y restauración ceutíes. Cofradías y hermandades sin ánimo de lucro
que tienen la necesidad perentoria de
autofinanciarse a través de diferentes vías
entre las cuales se encuentran las tradicionales Cruces de Mayo ceutíes.
Una festividad
tradicional que tiene un nexo común en todas aquellas localidades donde se celebra, el hallazgo de la cruz auténtica donde murió
Cristo, pero al mismo tiempo diferencias sustanciales en función del lugar
donde ésta se conmemore tras años de
celebraciones por tanto, pretender
defender los intereses de un determinado
colectivo equiparando unas con otras es
una grave equivocación. No sería la
primera vez que estos representantes camerales
aspiran alcanzar sus pretensiones argumentando sus reivindicaciones
equiparándonos con localidades peninsulares cuyas idiosincrasias son muy diferentes
a las nuestras.
Por todo ello, se hace totalmente necesario comprender las reivindicaciones legítimas planteadas desde un sector estratégico para el desarrollo
socioeconómico de nuestra ciudad, pero también satisfacer las necesidades de financiación de las
diferentes Cofradías y Hermandades protagonistas indiscutibles de una Semana de
Pasión que atrae a nuestra ciudad a un
importante número de visitantes. En definitiva, estamos obligados a consensuar
acuerdos entre todos los implicados en beneficio de la ciudadanía en su
conjunto descartando posturas excluyentes
totalmente anacrónicas en una sociedad necesitada del compromiso de
todos los ceutíes.
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